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Alfaem Salud Mental: profesionales, cercanos y en continuo crecimiento

Alfaem Salud Mental: profesionales, cercanos y en continuo crecimiento

Espacios luminosos, abierto, llenos de color, vitalidad y mucha mucha actividad. Así nos reciben en la asociación Alfaem Salud Mental León gran parte del equipo de profesionales que la integran, y a cuyo frente se encuentra Rosa Conde. El día soleado acompaña para hacer una visita guiada por las instalaciones, y aunque el punto de partida es su nueva Residencia, por el momento sólo vemos su fachada y nos ponemos rumbo a uno de los edificios emblemáticos de la entidad: El centro ocupacional y laboral «La Senda».

Nos quieren presentar a un grupo de personas que participan en diferentes talleres ocupacionales que nos pueden explicar qué es lo que se hace allí y qué tal se encuentran ellos. Dario Caoma está sentado frente a un torno donde manipula parte del proceso de ensamblaje de unas visagras; ese es hoy su cometido allí. Es un chico joven de 24 años que a pesar de ser de La Bañeza, viene desde Salamanca donde trabajaba en la doma de caballos. «Ahora estoy aquí en un piso con apoyo pero me gustaría poder volver a ser independiente», reconoce.

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Tras un rato de conversación nos sorprender ver que se ha formado una cola de personas que quieren participar en la entrevista, así que decidimos aprovechar el tiempo de descanso que suelen tener en el centro para sentarnos todos juntos y que puedan contarme sus experiencias. Empieza esta vez Javier Alija, uno de los veteranos después  de 10 años trabajando aquí, aunque en la Asociación Alfaem son ya 14. En su caso, como en el de la mayoría, llega a la entidad derivado de sus psiquiatras de referencia que les hablan sobre ella y los beneficios que pueden encontrar aquí. Él también está en un piso que comparte con cuatro compañeros «desde hace muchos años» y reconoce que además de visitar exposiciones le encanta la repostería.

Ignacio lleva también muchos años formando parte de la familia Alfaem, aunque es un palentino que llegó a estas tierras debido al traslado laboral de su padre. Héctor por el contrario sólo lleva un año en la entidad y previamente trabajaba de informático y «en muchos otros puestos porque tengo formación también en documentación sanitaria». En su caso esto es un trámite hasta que «consiga sacarme la oposición que me estoy preparando». José Amador es uno de los usuarios más activos ya que forma parte del Comité Pro Salud Mental en Primera Persona de la Federación a pesar de que en el centro no llega a dos años. Actualmente trabaja seis hora al día y se siente mucho mejor desde que está aquí, aunque reconoce que a veces se siente algo decaído.

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La única chica que nos acompaña es Eva que lleva trabajando en La Senda desde el pasado mes de marzo y, a pesar de parecer mucho más joven, tan sólo tiene 33 años. Ella ha pasado del centro de día de Alfaem hasta aquí y el motivo de estar en esta entidad se debe a una pérdida en la familia. Ahora está estabilizada y con mucha vitalidad y ganas de venir a trabajar cada día al centro. A pesar de tener la formación de auxiliar en enfermería no se ve ejerciendo «salvo que volviera a estudiar y refrescara algo». Rafael lleva desde 2001 trabajando en Alfaem aunque reconoce que antes ha pasado por alguna ETT y una escuela taller. Sigue viviendo con sus padres y le gusta hacer ejercicio «saliendo a andar». Le gustaría poder trabajar en una empresa normalizada pero afirma que él aquí está muy bien.

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Seguimos nuestro camino por «La Senda» y vamos a dar con la directora de las instalaciones, Eva González, encargada de coordinar a los 16 profesionales que intervienen aquí con los 80 usuarios que actualmente acoge el centro. Nos explica que ella no estaba en 1995 cuando se inicia la actividad en el centro sino que empieza a trabajar en el año 2007, pero la evolución en estos años ha sido muy importante «también por parte de la Administración». Nos cuenta que la llegada del copago implantado desde la Gerencia de Servicios Sociales fue un cambio difícil de asumir pero esto deriva en una mejora del servicio que va caracterizándose por una mayor profesionalización y especialización de servicios y profesionales.  El segundo gran cambio, nos explica, llega también desde la Administración con la llegada de la Ley de Dependencia, porque «esta normativa no entendía quiénes eran las personas con un problema de salud mental». Aún así reconoce que gracias a las buena relaciones con los Servicios de Salud Mental y la Gerencia  «vamos consiguiendo solventar y ajustarnos a las necesidades reales de estas personas». El resultado, nos cuenta Eva, es que ahora la atención que aquí se ofrece es mucho más individualizada y adaptada a las necesidades específicas de la persona. Un sello de identidad de Alfaem.

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Abandonamos el centro «La Senda» para guiar ahora nuestro camino hacia la nueva Residencia, la «niña bonita» de la asociación leonesa. Y allí tenemos la suerte de poder charlar con Ascensión Sedano, presidenta de Alfaem, y Ana Sánchez, secretaria de la entidad, ambas familiares. Nos sorprende el caso de esta última que tras el fallecimiento de su suegro decide, junto a su marido, abandonar trabajo y residencia para trasladarse hasta León capital y convivir con su cuñada. Ana nos muestra el otro lado de la moneda desde una visión de familiar pero «quizá diferente que si fuera mi hermana o mi hija». Ana reconoce lo difícil pero lo importante que fue incorporar a su cuñada en las actividades de la Asociación «después de haber vivido siempre al cuidado y bajo la protección de sus padres». Ella se siente profundamente agradecida por el apoyo que la han ofrecido a ella personalmente, y por la evolución que ha visto en su familiar, pero reconoce que es muy exigente con ella y que en cierta manera «la obliga» a que haga todo lo que pueda por desarrollar su autonomía y su individualidad, «también porque como persona que convive con ella lo necesito y es bueno incluso para mi salud mental».

Con una base similar pero desde la visión de quien formó parte de la creación de la entidad, Ascensión sigue ligada a la entidad aún después de la desaparición de su familiar, porque reconoce que la participación de los familiares es algo imprescindible en este movimiento asociativo. Sin embargo, esta mujer no duda en poner en valor la importancia del trabajo que desarrollan los profesionales «sin quienes hubiera sido imposible avanzar y conseguir todo lo que ahora tenemos y que nos parecía impensable». Ascensión sabe que las personas con problemas de salud mental siempre estarán bien atendidos en Alfaem.

A estas afirmaciones atiende Rosa Conde quien se une en las alabanzas hacia el equipo humano y profesional de la entidad. «Aquí no concebimos que nuestra forma de ser no vaya ligada la responsabilidad profesional con la empatía y la humanidad, y esto es algo que nos gusta cuidar». Un ejemplo que dice seguir de quienes pusieron en marcha la entidad y que «tratamos de buscar cada vez que tenemos que contratar a alguien nuevo». Tres mujeres con perfiles muy diferentes pero que suman su cercanía a la salud mental y la diferencia de abordaje ante una misma situación.

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Nos vamos con algo más en la mochila. Con nuevas experiencias, un poco más de sabiduría y una sensación de que la familia Salud Mental Castilla y León va por el buen camino. Bueno realmente nos vamos con la promesa de volver y visitar cada uno de los rincones de la nueva Residencia de Alfaem.

Lo que sí sabemos por experiencia propia es que los cocineros del centro son muy buenos. 😉

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