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El Proyecto JULIA forma en igualdad y violencia de género a mujeres con problemas de salud mental en zonas rurales de la Comunidad

El Proyecto JULIA forma en igualdad y violencia de género a mujeres con problemas de salud mental en zonas rurales de la Comunidad

Hoy ponemos en marcha en la localidad de Villarcayo nuestro Proyecto JULIA: Redes que sanan en espacios rurales, que en esta primera edición se desarrollarán cinco talleres formativos en igualdad y violencia de género dirigido a mujeres con problemas de salud mental y mujeres cuidadoras que residen en los núcleos rurales de Villarcayo (Burgos), Roa de Duero (Burgos), Guardo (Palencia), Villablino (León) y Béjar (Salamanca). Una iniciativa en la que contamos con el apoyo de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, a través de la Dirección General de la Mujer, y la Fundación ONCE.

Este proyecto, pionero en la Comunidad, se prolongará hasta finales del próximo mes de diciembre tratando de dar formación a unas 75 mujeres (15 aproximadamente en cada municipio), a través de un taller que se desarrollará a lo largo de cinco sesiones (una por día). “Estos talleres están orientados a promover la máxima participación y empoderamiento de las mujeres, donde sus intereses, necesidades y características individuales sean las protagonistas de la acción”, explica Patricia Quintanilla, responsable del Área de Mujer de la Federación Salud Mental Castilla y León.

Según datos oficiales, la tasa de discapacidad en Castilla y León es del 10 por ciento, destacando que el número de mujeres duplica al de hombres en aquellas que generan mayor dependencia. En 2017, según los datos de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta había 26.992 personas con certificado de discapacidad por problemas de salud mental, de las cuales más de la mitad son mujeres y el 40% vive en el medio rural.

A ello se unen las conclusiones obtenidas el pasado año en nuestro ‘Estudio Mujer y Salud Mental‘, “donde se realizaron 253 entrevistas personales en las once asociaciones de nuestro movimiento asociativo y de donde se extrajeron, entre otras conclusiones, la necesidad de atender a la mujer en el ámbito rural en áreas como los derechos sexuales y reproductivos; la promoción del autoconcepto y la autoestima; el apoyo a la autonomía, participación y liderazgo; el empleo y la formación, y la prevención de la violencia de género”, explica Patricia Quintanilla.

Ante esta realidad hemos querido poner en marcha un “Plan Específico de intervención para la mujer con problemas de salud mental y mujeres cuidadoras” dentro del que se incluye el “Proyecto JULIA”. “Somos conscientes de que nuestras participantes están sometidas a la realidad del ámbito rural donde el aislamiento, la soledad o el estigma son factores que incrementan las probabilidades de ser víctimas de la violencia y, por ello, vamos a trabajar de forma específica la mejora de todas estos factores como herramienta preventiva”, explica Karina Rocha, trabajadora social del Área de Mujer de la Federación y responsable de los talleres del Proyecto JULIA.

“De hecho la idea principal sobre la que nace este proyecto es la de tejer esas redes sociales, de pares y apoyos, que posibilitarán una mayor autonomía y empoderamiento de la mujer”, añade Rocha. No obstante, el acrónimo de JULIA es J de juntas; U de unidas; L de libres; I de independientes, y A de activas.

Una acción a través de la cual iniciamos, junto a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, un proyecto específico y pionero en la mujer con problemas de salud mental y cuidadoras en el ámbito rural.

“No podemos dejar de preocuparnos por datos tan alarmantes como que alrededor del 80% de las mujeres con problemas de salud mental grave que han estado en pareja, ha sido víctima de violencia psicológica, física o sexual”, demanda Patricia Quintanilla, a lo que añade que “el 42 por ciento ni siquiera identifica la violencia hacia su persona como tal”.

Por ello, a lo largo del desarrollo del Proyecto JULIA se pretende potenciar las capacidades y recursos de las mujeres participantes “fomentando los procesos de reflexión y acción que favorezcan sus empoderamiento, su necesidad de poder elegir en libertad su propia vida y diseñar un proyecto de vida personal”, explica Karina Rocha.

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