Decía el Premio Nobel de la Paz Kofi Annan que «Una sociedad que aísla a sus jóvenes; que corta sus amarras: está condenada a desangrarse». Y yo me pregunto si no atender la salud mental de la juventud no es la mayor forma de aislamiento posible.
Hoy celebramos, como cada 10 de octubre, el Día Mundial de la Salud Mental, en esta ocasión centrando nuestra mirada y reivindicaciones en la población infantil y juvenil bajo el lema ‘Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar’.
El objetivo del lema y de las acciones que se están realizando desde todas las entidades del movimiento asociativo SALUD MENTAL es interpelar e involucrar en el cuidado de la salud mental desde la primera infancia no solo a instituciones y agentes decisores, sino también a jóvenes y adolescentes, así como a familias y a las comunidades educativas, para que presten atención a la salud mental y le otorguen la importancia que tiene en la vida de las personas, prácticamente desde que nacen.
Si nuestra juventud enferma … nuestro presente y futuro enferman. Ser joven debería ser sinónimo de esperanza, ilusiones, sueños, fuerza, vitalidad, despreocupación, seguridad…. Pero la realidad nos ha lanzado a la cara que todos esos conceptos son mucho más frágiles de lo que nunca pensamos.
Los datos más recientes nos presentan un panorama de necesidades urgentes que garanticen la mejor de las atenciones a la salud mental y al bienestar de este segmento de población. Pero también nos vuelven a recordar las duras e incluso irreversibles consecuencias de seguir pasando de puntillas por el trabajo de la prevención. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, una de cada siete personas jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental.
Dar herramientas que fortalezcan la salud mental, como puede ser la tan reclamada asignatura de educación emocional, es salir desde la meta con una cierta ventaja. Eso no va a evitar las crisis internacionales ni económicas; no les va a aislar del cambio climático y sus consecuencias; ni les va a evitar ser víctimas del abuso o acoso sexual; pero tenemos la seguridad de que podrán hacer frente a todo ello con mayores garantías de éxito.
Quizás debamos reflexionar en qué momento hemos abandonado a su suerte a nuestras niñas y niños; a nuestras y nuestros jóvenes. Cuándo hemos decidido y sentenciado que todo lo que sucede a su alrededor no les importa. Quizás les hemos criticado en su ‘pasotismo y falta de responsabilidad’, cuando en realidad hemos dejado de contar con su opinión, con sus sentimientos, con su particular procesamiento de la realidad. Cuando quizás incluso hemos delegado en no se sabe qué o quién parte de la responsabilidad de ofrecerles garantías cuando las cosas ‘fallen’; cuando su salud lo necesite.
Como personas y como sociedad no podemos permitirnos ver cómo aumentan las ideaciones suicidas entre la población joven. Porque ¿qué nos queda entonces si el futuro de estas personas sólo pasa por dejar de existir; dejar de sufrir?
Según un informe de UNICEF, más del 13% de los y las adolescentes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental. También según este informe, la ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos problemas de salud mental. Y a esto hay que sumar el malestar psicosocial que no alcanza el nivel de trastorno mental pero que perturba su vida, su salud y sus expectativas de futuro.
Es prioritario incrementar los recursos destinados a estos grupos que abarquen la prevención y promoción de la salud mental; la detección; el diagnóstico; el tratamiento y la continuidad de cuidados de los trastornos mentales
Para ello, queremos recordar la importantísima labor que nuestro movimiento asociativo Salud Mental viene realizando desde hace más de 40 años. Una estructura nacional que engloba a cerca de 300 asociaciones y que aquí, en Castilla y León, sólo en el último año ha atendido a más de 5.300 personas y cerca de 1.000 familias.
Crecer en recursos e invertir en prevención y promoción de la salud mental es la fórmula que nos llevará a proteger el bienestar de la infancia y la juventud, aportando un paso más como sociedad ejemplar y responsable.
Elena Briongos Rica
Presidenta de la Federación Salud Mental Castilla y León