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“Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental”

DMSM2024

“Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental”

Elena Briongos Rica_ Presidenta de la Federación Salud Mental CyL

Cuando se conmemoran ya 32 años de celebración del Día Mundial de la Salud Mental en todo el mundo, el protagonismo en esta ocasión se centra en los entornos laborales y su repercusión en la salud mental. Como cada año, desde el movimiento asociativo Salud Mental Castilla y León nos sumamos al tema propuesto por la Federación Mundial para la Salud Mental, “Priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”, y lo hacemos nuestro a través del lema “Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental”.

A estas alturas, a nadie le sorprende la cifras tan alarmantes que, cada año, se registran en cuanto a personas que ven afectada, de una forma u otra, su salud mental y emocional. Desde nuestro movimiento asociativo siempre hemos reclamado mayor atención y mayor inversión en todas las áreas que intervienen en el desarrollo vital de una persona, garantizando así la prevención de futuros problemas de salud mental y un óptimo bienestar emocional.

La persona es un ser complejo, lleno de matices y aristas que se van transformando y variando, adaptándose al entorno y las circunstancias personales. Precisamente por esta complejidad y diversidad de cada persona, se hace imprescindible un abordaje integral y coordinado desde el plano sanitario, social, educativo y, como no, laboral.

Los episodios de ansiedad representan, según los últimos datos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, el 73% de los casos de problemas de salud mental en el trabajo, seguido del estrés postraumático.

En España, más de la mitad del mercado laboral está en situación de precariedad, lo que afecta a 11,9 millones de personas. Si tenemos en cuenta que una persona con un nivel de precariedad más elevado tiene 2,5 veces más riesgo de tener mala salud mental, podemos hacernos una idea del volumen de personas que ven afectada su salud mental. La precariedad laboral, el riesgo de pobreza y la exclusión social incrementan de manera exponencial el riesgo de problemas de salud mental.

Cuando se pregunta a las personas por los riesgos a los que se ven expuestas, y que coinciden con las recogidas por la propia Organización Mundial de la Salud, destacan las presiones de tiempos o la sobrecarga de trabajo. Además, el 47,5 por ciento de personas manifiesta mucha o bastante preocupación por no poder hacer frente al pago de facturas (bajos salarios), y el 45,9% se siente muy o bastante preocupada por perder su empleo.

Analizando los datos, podemos afirmar que una parte importante de las personas que sí cuentan con trabajo están sometidas, de forma frecuente, a factores de riesgo para su salud mental. A quienes se suman aquellas personas desempleadas, entre las que destacan colectivos vulnerables como personas con discapacidad, migrantes o personas mayores, cuya precariedad afecta directamente a su salud mental.

No obstante, España ha batido el récord de bajas relacionadas con salud mental y de comportamiento, casi 600.000 en 2023; aumentando un 90% entre las personas jóvenes desde la pandemia. Además, el 52% de personas que han tenido una baja laboral por un problema de salud mental ha escondido el motivo real.

El papel de las empresas en este sentido es vital. Implementar dentro de su cultura de cuidados la salud mental y el bienestar emocional resulta una de las piezas decisivas a la hora de frenar esta tendencia creciente. Las personas responsables dentro de estas estructuras deben analizar la situación desde una visión más crítica, si tenemos en cuenta que las encuestas confirman que frente al 76% de empresas que afirma preocuparse por la salud mental, sólo el 47% de su personal lo cree así.

Desde el movimiento asociativo Salud Mental Castilla y León creemos que promover el bienestar emocional reduce el absentismo laboral además de favorecer el compromiso, la productividad y el rendimiento.

Como ya analizamos y recogimos en nuestra Guía de Adaptaciones y Buenas Prácticas: Salud Mental y Bienestar en el Trabajo’ existen acciones que pueden cambiar de forma significativa esta realidad, tales como facilitar sistemas de apoyo y adaptaciones al puesto de trabajo, especialmente durante la reincorporación y tras la baja por salud mental. Crear entornos seguros, saludables e inclusivos, en los que se cuide y se hable de salud mental, sin tabúes ni prejuicios es otra de las vías de mejora fácilmente aplicable en las empresas.

En definitiva, se trata de crear un clima para que la personas puedan mostrar su mejor versión y su verdadera capacidad. Entre todas y todos debemos avanzar en el concepto de seguridad psicosocial aplicada a los entornos laborales, fomentando además la autoestima, la seguridad y la confianza de las personas.

Por tanto, nuestro Movimiento Asociativo Salud Mental en Castilla y León pide:

  1. Sensibilizar al tejido empresarial, que debe implicarse para crear entornos laborales seguros, saludables e inclusivos, en los que se cuide y se hable de salud mental, sin tabúes ni prejuicios.
  2. Que las administraciones competentes impulsen medidas contra la precariedad laboral y el control de riesgos psicosociales en las empresas.
  3. Y, en general, una mayor inversión en salud mental en todos los ámbitos, especialmente sanidad, servicios sociales, educación y empleo.
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